Hace 25 años, cuando el Txacoli era un tipo de vino muy local y casero, y en la mayoría de casos de calidad más que cuestionable, la bodega Talai Berri inició su apuesta por el que a día de hoy es uno de los blancos más populares en Euskadi, y que poco a poco ha ido ganando terreno fuera de sus fronteras y en el ámbito internacional.
Así lo recordaba Bixente Eizagirre, enólogo y fundador de esta veterana bodega familiar de Zarautz (Gipuzkoa) que hace unos días celebraba el 25 aniversario de sus txakolis en el restaurante Sagardi de Barcelona, conmemorando además la alianza de estas dos empresas.
Y si hace unos años el Txakoli era una auténtica rareza, ahora es la variedad tinta de este vino la que quiere librarse de esa etiqueta y de esa cara de extrañeza que todavía muchos ponen al tener delante una botella de Txakoli tinto. Algo que sigue pasando incluso en zonas donde el consumo del blanco ya es habitual, pero donde cuesta imaginar que haya vida más allá de este blanco fresco elaborado con uva hondarribi zuri.
Incluso en la propia cuadrilla -bromeaba Eizagirre acompañado de sus dos hijas, que a día de hoy se ocupan de la bodega- siguen diciendo que el Txakoli no puede ser tinto. Y vaya si puede serlo. Es verdad que quienes hayan tenido la ocasión de catar esta variedad hace unos años igual no tienen muy buen recuerdo, porque los primeros experimentos -hablamos de hace ya unos cuantos años- no eran para tirar cohetes ni para traicionar al Rioja que tanto se estila por el norte.
Pero lo cierto es que la evolución ha sido más que notable y, por ejemplo, este Talai Berri Beltza (negro, en euskera) se puede apuntar sin ningún problema a esa corriente de tintos atlánticos que tanto suena en los últimos años y que, con base sobre todo en Galicia, está claro que puede recorrer el Cantábrico.
Un tinto 100% hondarribi beltza, fresco y aromático, con un punto de acidez justo para que sea fácil de beber, y que marida estupendamente con pescados a la brasa -unas kokotxas y un rodaballo a la plancha le acompañaron durante la cata formando una deliciosa pareja- y que además luce un precio muy ajustado, por debajo de los 10 euros.
Sin duda, un tipo de Txakoli por ahora bastante desconocido pero que seguramente dará mucho que hablar en los próximos años.