Aunque tras el repaso a los hallazgos de We Want Plates -ese grupo que recopila las formas más absurdas de servir comida en los restaurantes- creíamos haberlo visto todo, el restaurante Quince de San Francisco ha saltado a la fama durante las últimas semanas por usar un iPad como soporte para una de sus recetas.
Todos hemos visto ese vídeo en el que un entrañable señor usa la superficie de un tablet como tabla de cortar y luego lo mete en el lavavajillas, ¿verdad? En este caso, la idea es un poco menos peligrosa para la salud del dispositivo, aunque igualmente sorprendente: para servir un snack con trufas se usa el iPad como plato, mientras se proyecta un vídeo de un perro -¡sorpresa!- buscando trufas.
https://www.instagram.com/p/BOg1zIqgaNO/
¿La última ocurrencia para llamar la atención de un restaurante hipster de San Francisco? No exactamente porque Quince, del chef Michael Tusk, acaba de conseguir su tercera Estrella Michelin. Algo que no ha servido para calmar los chistes y las críticas que ha suscitado esta propuesta tanto en las redes sociales como en muchos medios.
De entrada, como apuntaba el crítico gastronómico Philippe Regol hace unos días, habría que recordar que la idea no es nueva, y en el restaurante Arzak -también con 3 estrellas de la guía roja- hace años que se recurre al iPad como parte de la presentación de algunas de sus creaciones.
https://www.instagram.com/p/BOnTiazjQCG/?taken-by=michaeltusk
Tampoco es la primera vez que este restaurante usa su ya famoso plato-iPad, pero en este caso el invento ha provocado un gran revuelo mediático. Y es que la prensa americana e inglesa no ha dudado en señalar el plato Dog in search of gold (perro buscando oro) como una extravagancia innecesaria, y más en un restaurante de este nivel.
https://www.instagram.com/p/BMnKk7iDPPY/
Incluso hay quienes dudan de lo higiénico de la idea, aunque en un vídeo publicado en la cuenta de Instagram del propio chef se puede ver cómo el plato se prepara en un soporte especial en el que va encajado el iPad, y sobre el que se coloca una lámina de plástico.
Entre otras cosas, suponemos, para proteger la pantalla, porque sobre él se coloca musgo y tierra para simular el bosque en el que se sitúa el snack comestible. De fondo, el perro buscador de trufas.
El plato forma parte del menú degustación que se ofrece en el restaurante, con un precio de 220 dólares el cubierto. Y no, el comensal no se puede llevar el plato a casa de recuerdo.
En un iPad no cabe ni un pincho de tortilla