Pin parental para que Garzón no convierta a tu hijo en vegano

En la reunión del cole han tenido que ponerse serios con los almuerzos porque hay niños que llevan patatas fritas y Bollycaos, me cuenta una amiga. No es un caso aislado, como sabrá cualquiera que pise un parque a la hora de la merienda. Para entendernos, hay más zumos de bote y Pelotazos que manzanas.

Pese a ello, por lo visto, hay algún partido político que sigue creyendo que la alimentación de los niños es también un arma política que se puede usar para atizar al gobierno. O, mejor dicho, al ministro Garzón. No es ninguna novedad, porque ya hemos visto ese comportamiento con cada paso dado por el Ministerio de Consumo sobre alimentación o publicidad de alimentos insanos para menores.

Pese a que son medidas con un respaldo científico e internacional incuestionable y de puro sentido común, hemos podido ver a diputados posar con chocolatinas sólo para llevar la contraria a Garzón. Ese es el nivel.

Pero siempre hay margen para superarse. Y la penúltima es sugerir que los padres tienen derecho a que sus hijos no reciban formación en materia nutricional en los colegios. Vaya, como el pin parental aquel, pero aplicado ahora a la alimentación.

Así lo denunciaba el propio Alberto Garzón a través de su cuenta de Twitter, indicando que un grupo parlamentario -quién será, qué misterio- había planteado semejante estupidez como pregunta parlamentaria.

Vamos a dejar de lado que -como todo el mundo debería saber- los padres no eligen la educación de sus hijos, sino que, por suerte, está reglada. Vaya, que si quieres contarle que la Tierra es octogonal, lo haces en casa, no puedes exigir que alguien le mienta en el colegio.

No es que lo entendamos ni compartamos en otras materias, pero cuesta imaginar un sólo motivo por el que una familia no querría que a su hijo le explicaran temas nutricionales en el colegio. Imaginamos que por si le obligan a hacerse vegano, claro.

Tendría gracia si no fuera porque igual es verdad que algunos lo creen. Pero, sobre todo, porque estamos hablando de la alimentación de los más pequeños en un país que ha visto multiplicarse sus tasas de obesidad infantil en las últimas décadas.

Los pequeños reciben cada día decenas de impactos publicitarios sobre alimentos, y la inmensa mayoría son de productos poco sanos. Incluso si en casa cuidas la alimentación, ahí fuera, en el parque, en la tele y en Twitch, lo que se estilan son los Donetes y las hamburguesas. Darles herramientas e información para que sepan defenderse de ese bombardeo de la industria alimentaria es una asignatura más que necesaria.

Como, en realidad, todo el mundo sabe. En el Parlamento y fuera. Porque, en el fondo, sabemos que no lo dicen en serio. Que es sólo un farol más en esa carrera por ver quién la dice más gorda, por marcar la agenda informativa y por hacer que sea un tema de debate lo que en realidad no debería ni discutirse, sino ser un pacto nacional firmado por todos los partidos.

2 COMENTARIOS

  1. Es increible. Pensaba que la pregunta sería de un troll de twitter, pero es de un grupo parlamentario. O sea que ven mal que se ofrezca información a los niños sobre lo que comen. Quieren poder seguir justificando que coman fatal, que enfermen… claro, si es que hay mucho dinero detrás de este negocio. Es terrible.

    Absolutamente necesario imprescindible informar y concienciar a los niños sobre lo que están comiendo, el daño o beneficios que les hace lo que comen y también de paso informarles del impacto y daño que pueden causar esos productos que comen.

    La información es poder, pero aquí se demuestra que no quieren una ciudadania poderosa, sino sumisa consumiendo palante lo que dicten sus amigos de la elite

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