Más del 80% de los clientes sienten ansiedad por el coronavirus al estar dentro de un restaurante, asegura un estudio en Estados Unidos

Si cada verano las terrazas se vuelven el lugar más codiciado de muchos bares y restaurantes -muchas veces inexplicablemente, porque se está mejor, más frescos y sin humos de fumadores dentro-, este verano tan raro, tener una gran terraza ha sido la salvación para muchos locales.

Y es que, efectivamente, el coronavirus y las cifras de contagio han convertido el interior de los restaurante en un lugar aparentemente peligroso para muchos comensales. Aunque es verdad que al aire libre el riesgo de contagio es menor, también es cierto que las imágenes que hemos visto de algunas terrazas estos meses no hacían pensar en un ambiente especialmente seguro.

Pero, es verdad, afortunadamente han sido las excepciones de un comportamiento más que correcto por parte de la hostelería. Sea responsabilidad o el hecho de que ser conscientes de que se la juegan y un nuevo cierre se llevaría por delante muchos negocios, tras haber visitado unos cuantos restaurantes este verano la sensación general es que las cosas se hacen bien: distancia, mascarillas, desinfección y cuidado de los protocolos.

Pese a ello, está claro que el miedo está instalado en muchos comensales. Al menos eso es lo que indica un reciente estudio de la consultora McKinsey&Company que asegura que más de un 80% de los clientes sienten ansiedad si tienen que estar dentro de un restaurante. Nada menos.

Es cierto que, según leemos en Barradeideas.com, el estudio se refiere al mercado de Estados Unidos y no sería justo extrapolar tal cual los datos a España. Pese a ello, está claro que hasta que la situación no mejore o la pandemia se de por controlada -signifique lo que signifique eso-, es un tema al que la hostelería tiene que enfrentarse: no es solo que la gente vaya a querer salir menos, es que cuando salga tendrá sus reticencias a sentarse en el interior.

¿Qué hacer ante este panorama? Potenciar los servicios de comida para llevar y las terrazas es algo que muchos ya han estado haciendo estos meses. Pero algo nos dice que en invierno los clientes que quieran una terraza en Soria o en Madrid tampoco serán demasiados, a no ser que se empiece a estilar lo de las mantas como en algunos lugares de Europa.

A falta de remedios mejores, según los expertos, la solución para calmar esa ansiedad está en reforzar la sensación de seguridad del cliente. Dejar claro desde la puerta que hay unos protocolos que se cumplen tanto en la sala como en cocina. Algo a lo que, por cierto, ayudaría que los cocineros -y no solo el equipo, como parece que muchos han visto estos meses- lleven puesta siempre y bien la mascarilla. Igual a Miguel Bosé no, pero a los clientes normales lo contrario nos crea ansiedad y mala leche.

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