Hamburguesa con donuts: una combinación rica, pero excesiva

Si eres de los que al ver la carta de un restaurante siempre tiendes a elegir lo más extraño, seguro que me entiendes. Viaje de trabajo sin pretensiones gastronómicas en Palma de Mallorca que acaba en una hamburguesería a la hora de la cena. Todo normal hasta que en la carta de Gluck Burgers se asoma una tal Donatello.

Nueva y por tiempo limitado, advierte la carta de hamburguesas. Pero lo bueno llega en la lista de ingredientes: doble donut glaseado, doble medallón de carne, triple de queso cheddar, triple de bacon y cebolla caramelizada. Por 13 euros.

Mientras las arterias empiezan a sufrir por lo que preven que les viene encima, lógicamente el titular no está en esa sobredosis de queso, carne y bacon, sino en el pan de esta hamburguesa: un donut en la base y otro coronando el tema.

Esperemos que los abogados de Bimbo no se pasen por aquí y saquen los cuchillos al leer lo de donut, pienso mientras comienzo la ronda de negociaciones en la mesa a ver si alguien se apiada y quiere compartir media. Poco dados a este nivel de guarrindongadas, finalmente se pide una para el centro de la mesa porque a muchos nos puede la curiosidad de hincarle el diente a una hamburguesa entre dos donuts.

Lejos de ser algo nuevo, al otro lado del Atlántico -expertos en bloquear arterias desde hace décadas- practican este deporte gastronómico extremo desde hace tiempo. Incluso últimamente las hamburguesas de donuts arrasan en las redes sociales por aquí y, por citar un ejemplo, la cadena TGI Fridays las ha incluido en su menú recientemente.

Pero, por lo que sea, hasta ahora no se me había puesto una delante y había que aprovechar. Tras las fotos de rigor, las caras de sorpresa, los comentarios y cortarla por la mitad, llega el momento de la cata. La hamburguesa es tipo smash burger: la carne se  aplasta en la plancha dando lugar a filetes finos, así que no hace falta pedir poco o muy hecha, solo hay un punto. Y la verdad es que está muy jugosa.

Pero no hemos venido aquí a hablar del punto de la carne, sino de esa mezcla aparentemente explosiva de donuts y carne. Pensándolo bien, muchas hamburguesas usan pan de brioche, que lleva mantequilla, así que el punto dulce no es tan extraño. Claro que aquí hablamos de otro nivel de dulzor, de glaseado…

Curiosa, excesiva, o empalagosa fueron algunos de los adjetivos sobre la mesa tras el primer mordisco. ¿Rica? La verdad es que sí. Optar por una hamburguesa fina de carne en vez de una de esas gourmet más gruesas en este caso es una gran idea.

¿Seríamos capaces de acabárnosla? Como reto, sin duda. Pero nos parece un exceso innecesario por la misma razón que no nos comeríamos dos donuts como acompañamiento de un filete de carne con patatas a la hora de cenar.

4 COMENTARIOS

  1. En mi mi vida me habré comido una hamburguesa… y no las hecho en falta, ni mucho menos.

  2. «…por la misma razón que no nos comeríamos dos donuts como acompañamiento de un filete de carne con patatas a la hora de cenar.»

    ¿Cómo que no? No te quiero volver a escuchar decir eso.

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