Una de las pocas cosas buenas de esta puñetera crisis económica es que aquello de las cervezas a 3 euros y servidas como si te estuvieran perdonando la vida está en peligro de extinción. Incluso en Barcelona parece que se va abriendo camino eso de moderar los precios y acompañar la caña con algo para picar. Excepto en las zonas para guiris que, por supuesto, más vale evitar.
Más allá de esta tendencia que en los últimos meses parece que va calando, de vez en cuando surgen iniciativas interesantes para motivar a la gente a salir de casa y acercarse a los bares. En plural. Y es que por estas tierras no se estila mucho eso de hacer ruta de barra en barra. Y que cada uno pague una ronda… en fin.
En Poble Sec -un barrio que parece sobrevivir bastante bien a esa Barcelona de escaparate- se han puesto las pilas y cada jueves a partir de las 7 de la tarde han montado una ruta de tapas con más de una docena de establecimientos ofreciendo una caña (o vino) junto a un pintxo por 2 módicos euros.
Así que libreta y cámara en mano y tras leer un (excesivamente) entusiasta artículo de la revista Time Out, en La Gulateca hemos decidido acercarnos para comprobar si, como aseguran, es posible salir de pintxos por Barcelona sin arruinarse.
Según explican sus organizadores la idea es promover esa tradición tan vasca de ir de potes de bar en bar. Y de paso ir picando algo para llegar a casa cenados. Prohibido, por tanto, apalancarse en una mesa y dejar pasar las horas.
Primera parada, Bodega Saltó (Blesa, 36). Un clásico de visita obligada que sólo por su decoración y la música en directo merece una visita. Con pintxo o sin él. Aunque en otros bares van variando la tapa cada semana aquí han optado por uno fijo: jamón sobre pan con tomate. No es original, pero funciona.
Siguiente estación, Koska Taberna (Blai, 8 ) muy cerca de la anterior. Aquí descubrimos una de las claves de «La Ruta»: se nota quienes están acostumbrados al tema de pintxos y tapas y en qué locales es algo excepcional. La barra de este bar donostiarra no está nada mal, aunque la «oferta» queda limitada a un pintxo ya definido cada semana.
En dos visitas diferentes nos hemos encontrado con unas alcachofas salteadas con virutas de jamón y una crema de hongos con butifarra blanca y brotes de alfalfa. Pintxos sencillos pero de nota, rematados por cañas de tamaño estándar. Y todo en vaso de sidra ancho. Como debe ser.
La cosa se complica según avanzan las horas y seguimos adelante por la calle Blai, eje principal del barrio. En la Bodega La Tieta todavía llegamos a tiempo. Un vino blanco muy decente y chorizo sobre una rebanada de pan. ¿Algo rápido para salir del paso? Tal vez pero al menos el chorizo era bueno y no cayeron en una horrible manía de la mayoría de bares: pagar nada más pedir. Si se trata de emular una ruta de pintxos al estilo vasco, eso es inadmisible. Por decirlo de forma elegante.
Según se acercan las 10 de la noche y algunos bares llenan sus mesas con cenas, parece que la oferta del pintxo desaparece por arte de magia. «Ya no nos queda» «Ya no hacemos «La Ruta». En fin, una bonita forma de perder futuros clientes. A nosotros por lo menos. Y es que si vas a hacerlo, hazlo bien o no lo hagas.
Justo lo contrario ocurre si nos alejamos de esta calle y llegamos a El trenta36sis, un gran descubrimiento. No sólo probamos la mejor tapa hasta el momento -brocheta de albondiga y sepia- sino que según nos contaron ellos ofrecen esto mismo (caña y tapa por 2 euros) todos los días. Anotada la dirección (Margarit, 36) en la lista de lugares a recomendar y visitar con frecuencia.
Por dos euros no se puede ofrecer gran cosa, apuntarán algunos. Cierto, pero tampoco hacen falta grandes virguerías. En el Bar Domingo (Blasco de Garay, 15) una empanadillas y unos tomates con arenque nos supieron a gloria. Y el local es otro de esos clásicos de toda la vida a los que merece la pena volver para probar sus raciones y tapas a precios muy comedidos.
Tener mucha gente cenando tampoco es excusa. El Bar Zodiaco (Blai, 39) estaba con todas sus mesas ocupadas y pese a ello mantuvieron el tipo con un pintxo de brandada de bacalao y anchoa con vinagreta de alcachofa. Otro de nuestros favoritos.
Y tampoco las horas son excusa. Incluso rozando la medianoche en La Soleá (Plaza del Sortidor, 14) nos sorprendieron con un arroz con verduras muy bueno pese a lo intempestivo de las horas.
Hasta el día 14 de julio hay tiempo para probar. Más allá de darse el gustazo de salir de cañas por Barcelona, merece la pena por descubrir buenos sitios. Quienes son capaces de ofrecer algo más que decente por 2 euros, seguro que son gente de fiar. Y viceversa, claro. A ver si toman nota los que no parecen haber entendido el concepto.
Y los que somos de las afueras de Barcelona, tenemos hasta el 17 de junio el «de tapa en tapa» en Terrassa 🙂
Aunque si es como el del año pasado, mas vale ir pronto, o a partir de las 21:00 te encontrarás que sólo tienen mesas (con suerte) para cenar…
Qué rabia da eso de… «no, ya no tenemos lo de los pintxos» Pues muy bien, has ganado una cena pero has perdido futuros clientes por quedar como un ratilla. En fin, en cualquier caso están muy bien estas iniciativas.