¿Dan menos resaca los vinos naturales?

Más allá de debates y polémicas, hay una cosa clara: los vinos naturales están de moda y hablaremos cada vez más de ellos. Da igual que no haya una definición consensuada de lo que son y lo que no, o que, cuando se pregunta a las bodegas tradicionales -por llamarlas de algún modo-, recuerden que todos los vinos son naturales.

En realidad, por ahora hay más preguntas que certezas alrededor de estos vinos en los que la intervención suele ser mínima, contienen menos sulfitos y pretenden ser un reflejo más directo del terreno y la uva, alejándose de la estandarización que suele ser norma en muchas bodegas. Todo ello, con muchas comillas porque, en realidad, no hay una definición legal en España de lo que es y lo que no un vino natural y, de hecho, tampoco es una categoría reconocida.

Pero dejando a un lado estos temas, sí que hay un comentario recurrente cada vez que se habla de ellos: al contener menos sulfitos, sientan mejor y producen menos resaca.

Una idea que, a base de repetirla, ha ido calando. Incluso para que algunas famosas hablen de «vinos limpios». ¿Pero qué hay de cierto en todo esto? Por lo visto poco o, al menos, científicamente demostrado.

Así lo recuerda The New York Times en un artículo que echa por tierra algunos de los mitos que rodean a estos vinos naturales y vinculados a la salud. Por si a estas alturas hace falta recordarlo, el vino -natural o no- es alcohol y, por tanto, nunca puede ser saludable.

El reportaje aborda temas como los pesticidas -ningún vino llega al mercado con pesticidas-, recuerda que los vinos naturales sí pueden llevar sulfitos, aunque menos, y también que considerarlos como un probiótico por contener bacterias vivas tampoco tiene mucho sentido.

Pero volviendo al tema de esos efectos colaterales que a la mañana siguiente puede tener pasarse con las copas de vino o con un maridaje más largo y variado de lo recomendable, de nuevo parece haber más mitos e ideas repetidas que evidencias. No hay ningún estudio -desvelan las fuentes consultadas por ese medio- que avale la teoría de que este tipo de vinos provocan menos resaca.

A no ser, claro, que hablemos de alguien que tenga algún tipo de intolerancia a los sulfitos, lo que ya supone un caso concreto y médico más que una norma aplicable a todos los vinos naturales.

Leyendas y polémicas al margen, como siempre, lo mejor será probar y beber -con moderación- buenos vinos. También naturales, por supuesto, donde se están haciendo cosas realmente interesantes y ricas. Es verdad que algunos insisten en intentar esconder sus defectos con eso de «natural» como si fuera un cheque en blanco, pero tampoco eso de colar vinos regulares es algo que hayan inventado ellos.