¿Ha pasado ya la histeria con el hielo, el torrente de titulares sobre su supuesta escasez y el aumento de precios? ¿Hacen falta más tutoriales para explicar por fin al personal cómo hacer cubitos de hielo en casa?
Aunque seguramente llegamos ya tarde a uno de esos temas que duran apenas 48 horas, tanto hablar de hielo hemos recordado la existencia de algo realmente fascinante: el hielo de lujo. Es verdad que no todos los hielos son iguales, que los de la cubitera cutre que trae la nevera no son como los de la gasolinera, y que el hielo juega un papel muy importante en la coctelería.
Pero la gente de Gläce Luxury Ice ha ido un poco más allá y ha llegado a la conclusión de que los ricos no pueden usar el mismo hielo que cualquier persona normal le echa al kalimotxo. Es decir, que les pueden cobrar lo que quieran por un cubito de hielo si les convencen de que es algo realmente exclusivo y solo al alcance de unos pocos.
Concretamente, unos 8 dólares cuesta cada pieza -circular o cúbica- de esta marca de hielo con sede en San Francisco y que lleva ya unos cuantos años viviendo de esto. En 2018 ya se hablaba de ellos y, por lo visto, no solo siguen vivos, sino que incluso han subido precios: antes ofrecían 50 piezas de hielo por 325 dólares, y ahora el pack incluye solo 40 de estos lujosos cubitos.
¿Usan agua de lluvia del Amazonas? ¿Acaso son trozos de un glaciar? (Poca broma con eso del glaciar, que una empresa llegó a proponerlo, aunque la idea no cuajó). Nada de eso. Es simplemente hielo hecho con agua filtrada que presume de no tener ningún sabor. No como los hielos que compras en el super, que por lo visto saben a fabada asturiana.
Pese a moverse en el segmento del lujo y, suponemos, contar con un generoso presupuesto de marketing, las fotos que manejan dejan bastante que desear. Así que nos cuesta saber si el hielo se parece más a la primera foto o es transparente como en estas otras dos que ilustran su web.
Lo suyo sería la segunda opción, porque una de las cosas que se valoran en el particular mundo del hielo es precisamente eso, que sea transparente y no blanquecino, como ocurre con los cubitos normales y corrientes que compramos todos.