Cuatro vinos singulares de Rioja Alavesa que merece la pena probar

Descubrir vinos diferentes de zonas que, casi siempre por inercia, se identifican con clásicos y con tradición, siempre resulta de lo más interesante. Así que cuando hace unas semana La Rioja Alavesa de la mano del Basque Culinary Center se pasó por Barcelona para dar a conocer algunos de los proyectos más jóvenes y singulares de esta región, no lo dudamos un momento y nos apuntamos.

Corren, además, tiempos muy movidos por esta zona. El tema no es nuevo y resurge cada cierto tiempo, ahora parece que con especial intensidad.

Algunas bodegas alavesas reivindican su particularidad frente a otras partes de La Rioja, y amagan con una suerte de escisión. ¿Pero quién se atreve a renunciar a uno de los nombres más vinculados a vino de calidad en el mundo? Porque una cosa es llamarse Rioja Alavesa y otra perder la primera parte del nombre.

El debate enológico, y también con un evidente componente político, no parece sencillo. Tampoco tiene pinta de que vaya a quedar resuelto a corto plazo. Mientras tanto, además de escuchar las diferentes opiniones al respecto, lo de descorchar estos vinos singulares de Rioja Alavesa nos parece un gran plan. Cuatro vinos que se salen del guión habitual y que ofrecen una perspectiva diferente de esta zona y sus bodegas, más allá de los grandes nombres que todos conocemos.

Agnus Malvasía

Para muchos, decir Rioja es hablar de tintos. Error porque de toda la vida se han hecho blancos en esta zona. Lo que es mucho menos habitual es encontrar vinos con malvasía, una variedad de uva que se da muy poco en Rioja.

Pese a ello, Bodegas Valdelana ha apostado por cepas viejas de esta uva para crear un monovarietal a base de malvasía dentro de su gama Agnus, dedicada a los vinos más personales y de autor. Y el resultado es un vino muy suave, aromático y elegante. Se puede encontrar por menos de 8 euros.

Nunca Jamás

Javier San Pedro Ortega lidera una de esas bodegas jóvenes de Laguardia que algunos señalan como ejemplo de ese empuje y personalidad de La Rioja Alavesa. Viñedos con nombre propio, vinos de esos que saben que la etiqueta y el nombre también cuenta mucho a la hora de comprar, y una apuesta por esa viticultura con poca intervención y mucho respeto por la historia conforman su carta de presentación.

Y dentro de su gama Viuda Negra, este Nunca Jamás: un 100% tempranillo de sus viñedos más altos y que ellos mismos definen como más pobres. Tiene crianza en barrica, y esa elegancia desenfadada de los vinos jóvenes con mucha personalidad y que, como ya avisa la etiqueta, tampoco quiere hacerse mayor. Cuesta menos de 12 euros.

Altún Villacardiel 2019

Nos gustan los tintos atlánticos y este que elabora Bodegas Altún es uno de ellos. La tercera generación de la familia Pangua trabaja con 49 hectáreas en propiedad repartidas en 23 parcelas, incluida esta de Villacardiel a más de 600 metros de altura, a los pies de la Sierra de Cantabria.

Un lugar muy especial, rodeado de restos arqueológicos, de donde salen las uvas tempranillo que, tras una crianza de ocho meses en barrica y seis meses en cubas de hormigón, dan lugar a este vino de parcela. Un tinto muy expresivo y fresco que muestra el lado más atlántico de La Rioja. Se puede encontrar por unos 16 euros.

Polus Vendimia Tardía 2016

Guardamos para el postre una pequeña rareza. O, mejor dicho, un vino de autor de Bodegas Loli Casado que en esta gama Polus se centra en elaboraciones tan especiales como este blanco dulce a partir de la variedad viura. Una de las más tradicionales de La Rioja, pero que aquí se presta a una interpretación poco habitual.

La uva se recoge en diciembre, tras dejar que se pasifique en la la vid durante el otoño y que las heladas del invierno también actúen sobre ella. Y el resultado es un vino intenso, singular y en cierto modo complejo que, de nuevo, nos ayudará a descubrir una Rioja Alavesa muy diferente. La botella de 375 ml sale por unos 15 euros.