¿Cuántos fuegos de la cocina realmente usas?

¿Gas o inducción? Ese parecía el único debate posible a la hora de hablar de los fuegos de la cocina. Dos bandos normalmente irreconciliables que defienden a capa y espada las ventajas de una buena llama o la limpieza y comodidad de la moderna inducción.

Nosotros somos más de gas, pero casi más interesante que el tipo de fuente de calor nos parece el tamaño y número de fuegos. La cocina, para muchos la habitación más importante de la casa, siempre lo más grande posible, y la zona de fuegos tiene que ser suficientemente amplia como para jugar un día a que estamos en pleno servicio en el Celler de Can Roca. Aunque solo estemos haciendo una tortilla, claro.

El caso es que parecía haber poco debate ahí, hasta que hace unos días un amigo empezó a cuestionar los pilares del asunto: con dos fuegos es suficiente -tuiteaba- porque en realidad nadie usa más a la vez.

Hay que matizar que la reflexión llega desde Estados Unidos. Y ya se sabe lo que por allí se estila, tal y como hemos aprendido durante años en series, películas y esos programas de obras y decoración: las cocinas suelen tener unos 60 metros cuadrados, descomunales islas centrales y todo tipo de cacharros. Luego, a la hora de la verdad, las hamburguesas las hacen en la barbacoa del jardín o piden la comida a domicilio.

Bromas al margen, cuando el otro día me topé con una preciosa cocina de gas con sus seis quemadores no pude evitar acordarme de este debate. Si hubiera sitio me la llevaría para casa sin pensarlo, ¿pero realmente alguien necesita media docena de fuegos? ¿Usamos más de dos de forma simultánea?

La pasta y al lado la sartén con la salsa. El café y algo que podamos preparar a la vez. El caldo caliente para ir echándolo a la cazuela del risotto… Sí, la verdad es que cuesta pensar en usos que requieran más de dos fuegos simultáneamente.

Es verdad que no solo se trata de uso simultáneo, sino también de tamaños de fuego y quemadores. Porque no es lo mismo poner la cafetera que una paella para doce. Por no hablar de esas placas portátiles que tan prácticas y modernas parecen para cocinas minúsculas en las que, cocinas, las limpias y las guardas o cuelgas. La teoría bien, en los vídeos de recetas quedan monísimas, pero no parece algo realmente útil para casas en las que realmente se cocina.

Igual lo que falta es un nombre en inglés para el drama de las cocinas pequeñas. «Practica el smallkitching, la nueva moda entre los jóvenes», que titularía alguno de esos periódicos encantados de ponerle nombre a carencias para que parezcan algo  interesante.

Pero mientras llega esa tendencia, nosotros seguiremos reivindicando las cocinas lo más grandes posible.  Y que, con menos de cuatro fuegos, eso ni es una cocina ni es nada.

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