Algunos las llaman las alubias del verano. Y nos parece una estupenda definición, porque las pochas frescas son de esos platos de cuchara que se llevan perfectamente con el calor.
Aunque es verdad que no son demasiado conocidas fuera de las zonas donde mejor se dan y cocinan (Navarra, La Rioja…), merece mucho la pena tenerlas en cuenta aprovechando el final de su temporada. Es verdad que en conserva también funcionan muy bien, pero nos han llegado a casa unas de Kosta Aroa con las que trabaja Petra Mora y son una auténtica delicia.
Cultivadas en Getaria, llegan envasadas al vacío y listas para cocinar. La excusa perfecta para aprender o recordar cómo se preparan estas pochas frescas, con una textura y una cremosidad excelente.
Tras lavarlas y escurrirlas, tan solo hay que ponerlas en una cazuela y cubrirlas con agua, un par de dedos por encima de las pochas. Importante, partir de agua fría para evitar que se abran y rompan durante la cocción. Añadimos también un poco de aceite de oliva.
¿Sal? No, la añadimos al final de la cocción. ¿En cuanto tiempo estarán listas? Calcula unos 20 minutos, y a partir de ese momento prueba a ver si ya están en su punto, pero no deberían tardar más de 30 minutos. Importante también que, en todo momento, el fuego sea suave, queremos una cocción lenta.
Aunque se pueden cocer así sin más y luego prepararlas con un refrito o añadir algo más -con almejas, un clásico, quedan excelentes-, tampoco es mala idea añadir al principio de la cocción un poco de cebolla, zanahoria, puerro, tomate, pimiento verde y una cucharada de pimiento choricero.
Pasado el tiempo de cocción, podemos retirar y triturar esas mismas verduras, volver a ponerlas con las pochas, y ya tendremos listo el plato sin que haga falta nada más.