Comemos demasiada carne. Es algo que hemos escuchado ya muchas veces y de diferentes fuentes. OMS, expertos en nutrición y medicina, ecologistas y, por supuesto, el Ministerio de Consumo, que es a quien le suelen llegar los palos cuando abandera este mensaje.
Lejos de ser una idea marginal de veganos radicales, existe un amplio consenso alrededor del tema. Ya sea por motivos de salud, sostenibilidad o bienestar animal -cada cual puede combinar estos elementos según intereses y prioridades-, el futuro pasa por comer menos carne. Lo que, por cierto, no significa que la solución sean las denominadas carnes vegetales. Pero ese es otro tema.
El caso es que el otro día andaba por Alicante Gastronómica, probando la hamburguesa que hace la gente de La Bistroteca. Aunque estaban fuera de casa y no era exactamente igual que la que preparan en el restaurante, la verdad es que es fácil entender que la hayan elegido como una de las mejores del país.
Y entre mordisco y mordisco, un cartel llama mi atención. “Come menos carne, elige mejor”. Ya está Garzón fastidiándome la hamburguesa, pensé. Pero lejos de ser un lema del Ministerio de Consumo, resulta que la idea de comer menos carne es de Discarlux, uno de los distribuidores de carne de vacuno más conocidos del país.
Especializados en vaca y buey -del de verdad-, trabajan con muchos restaurantes y asadores. Vaya, por si no ha quedaro claro, que se dedican a vender carne. Concretamente desde 2005.
Así que, de entrada, puede sonar raro: un vendedor de carne diciendo que comamos menos carne. Pero, pensándolo bien, es una jugada maestra de los de marketing. Porque la clave es la segunda parte del mensaje, claro. Elige mejor. Es decir, menos carne, pero mejor carne. Justo lo que, fuera del torbellino político, cada vez más gente entiende y defiende.
Es cuestión de sentido común. Las bandejas del supermercado con carne de calidad cuestionable y criada de aquella manera, la idea de que hay que comer proteína animal sí o sí varias veces por semana y, además, pretender hacer campaña política con algo tan serio e importante, son la base del problema.
¡Es que la carne buena es cara! Un argumento habitual cuando sale el tema. Y es verdad, es más cara que la carne mala, claro. Ocurre con todos los productos. Así que el truco es comer menos e invertir ese dinero en menos carne pero de calidad.
De todos modos, no deja de ser curioso que una empresa dedicada a la carne muestre más sentido común que algunos partidos políticos que insisten en no querer entender lo que, en realidad, todo el mundo sabe.
MENTIRAS GLOBALISTAS, el hombre es carnivoro, seguiremos metiendonos buenos chuletones, que coman grillos los globalistas , politicos y filantropos varios