Por si a estas alturas todavía no estaba claro, lo cierto es que por aquí somos muy de platos sencillos pero resultones. Recetas sin demasiado misterio pero que con nombre un poco largo y un par de ingredientes bien sonantes pueden resolverte una comida aparente para un domingo. Por ejemplo.
«Codornices rellenas de ciruelas y puerro acompañadas de puré de calabaza». Un platazo de lo más aparente. Sobre todo si nos estiramos y ponemos un par de codornices por comensal, que ya se sabe que estos bichos mucho huesecillo para mordisquear y poca carne. Y ya que nos ponemos carnívoros, que sea en condiciones.
Como estamos pesadísimos con hacerle un hueco al patxaran en nuestras recetas, en este caso también lo hemos usado para animar el guiso en lugar del más típico chorrete de vino. Tres cuartos de lo mismo con el relleno: nuestras ciruelas y puerro pueden sustituirse, por ejemplo, por pasas y cebolleta o cualquier otro fruto que tengamos por ahí muerto de risa. Nuestra ingeniosa y original combinación, eso sí, no quedó nada mal.
Ingredientes (2 personas)
- 2/4 codornices (dependiendo de tamaño)
- 6 ciruelas secas picadas
- 1 puerro
- Caldo/agua
- Un poco de patxaran
- Sal, pimienta, aceite de oliva…
Para el puré:
- 200 gramos de calabaza
- 1 zanahoria
- 1 patata pequeña
- 40 ml de nata (o leche evaporada)
Preparación
Picamos el puerro y las ciruelas y lo remojamos en un bol con un poco de patxaran, para que las ciruelas se vayan hidratando con el licor. Limpiamos y salpimentamos las codornices, y rellenamos con esta curiosa mezcla. Como no entrará mucho, el resto lo rehogamos en una cazuela unos minutos, dejando que el puerro se dore un poco.
Aunque también podríamos hacerlas al horno, hemos optado por la cazuela. La idea es que queden doradas, casi a la brasa, así que añadimos un poco de aceite y dejamos que se hagan a fuego bastante fuerte, añadiendo sólo el agua o caldo necesario para que no se sequen demasiado.
Si nos animamos a echarle en este punto otro chorrito de patxarán tampoco pasará nada. La verdad es que el sabor dulzón de este licor liga muy bien con la carne de la codorniz, las ciruelas y el sabor más potente del puerro. Tapamos la cazuela y vamos vigilando (15 minutos, dependiendo del tamaño) hasta que la carne de las codornices esté hecha, pero tampoco muy pasada.
El puré no tiene ningún misterio. Todos los ingredientes a la cazuela, dejamos cocer unos 20 minutos a fuego suave y trituramos. Queremos que quede denso -no una crema- así que mejor quedarse un poco cortos con la nata (con leche evaporada nos gusta más y queda más ligero). Sí, ya sé que para muchos si lleva nata es una crema y no un puré, pero no nos vamos a pelear ahora por estos detalles. Que quede densa y punto.
Emplatamos con la codorniz y el relleno que se nos haya salido mientras se hacían -pasa en las mejores familias- y al lado un poco del puré. Pretendíamos que quedará elegante pero informal dejando una línea de puré con una cuchara en el plato, pero no estamos demasiado convencidos de que el experimento haya resultado. En cualquier caso, con o sin adorno pretencioso, el plato queda muy rico.
Me encanta lo de sencillo pero resultón, esas son las mejores, con poco esfuerzo o, como es mi caso, poca destreza, quedas como Ferrán Adriá. Aquí en Cádiz cuesta encontrar codornices, ¿se podría hacer una versión con pollitos picantones?
Hoy yo pongo el postre, tartita de queso:
http://cocinarconciencia.blogspot.com.es/2013/02/tarta-de-queso-con-mermelada-casera-de.html
Saludos