Cocina caníbal

BooCook. Por E. de Salamanca En 1981 Isse Sagawa, en un acto de amor despiadado, invita a Rene Hartevelt a su pisito de Le Pigalle para que le traduzca un poema sobre el canibalismo. Cómo es este Sagawa. Él le dispara por la espalda mientras ella recita. Al descubrir lo sucedido, la policía irrumpe en casa de Isse y se encuentra en la nevera paquetitos de Rene bien envueltos, e incluso restos de carne de Rene con una guarnición de guisantes. Cuando mucho más tarde -ya en Japón y ejerciendo de crítico gastronómico- le preguntaron a Isse a qué sabía la carne humana, él contestó: a atún.

En unos de los cuentos de Roland Topor un personaje devora en Suiza (qué gran elección del autor) un buen muslo humano -su muslo, concretamente-, él recuerda su sabor intenso a pollo. Que curioso que lo mismo pueda saber a atún o a pollo.

Pero no creo que sea cuestión de gusto, o incluso cultural. Sinceramente pienso que es una cuestión de recetario. “Nos falta un recetario para el canibalismo, para algo tan básico como comernos a nuestros congéneres”, debió de pensar Roland Topor cuando decide escribirlo en 1986.

Oigan, ¡qué recetas, qué bueno, qué bien nos trata Roland! Nos ofrece la clave para dar sabor al género humano. Y esa clave pasa por saber elegir a quién nos comemos. Esto es básico: no vale cualquiera. Si es un inocente en apuros hay que darle unas patadas para reblandecerlo y que en su fritura quede suficientemente tierno. También tenemos filetes de vendedor de vino, un agente de seguros en su póliza, un excelente paté de campesino y también generales, que son duros de pelar pero fáciles de cocer. Pero me quedo con el mágico vascos a la vasca, donde la txapela es un elemento fundamental de su cocción.

Miren qué recetario. Lo pueden encontrar en la librerías en una edición muy cuidada, con dibujos del autor, recetas, juegos de palabras a lo Oulipo, noticias, y prologado por su gran amigo Fernando Arrabal.

Siembren el pánico con este magnífico regalo para aquellos que quieran ir más allá en la cocina creativa. Un libro extremadamente divertido y desconcertante. Es lo que le vino a decir a Román Polanski su operador cuando estaban grabando la adaptación cinematográfica de El quimérico inquilino, el gran éxito de Topor: “¿Estamos rodando una película de terror o de humor?”, le preguntó.

Inquietante verdad. Pues ahí está la gracia de Topor y de este recetario. Humor negro, dice Breton.

BooCook es una sección destinada a elevar aun más el nivel cultural de La Gulateca con pequeñas dosis de literatura gastronómica (o gastronomía literaria) a cargo del ilustre E. de Salamanca, colaborador de la casa y corresponsal en Madrid.

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