En cualquier bar de Galicia cuando pides una copa de vino te ponen una tapita. En Madrid, raro es -aunque en algunas zonas dicen que está en peligro de extinción- el lugar donde no te pongan, al menos, unos frutos secos para acompañar la bebida. Por no hablar de Andalucía, donde se puede cenar sólo con ir de cañas.
En Barcelona no. Aquí las tapas son sólo un invento para engañar a los incautos guiris -aunque los que llevan sombrero mexicano lo piden a gritos- o, como mucho, pintxos a precio de oro y de dudosa calidad en bares con pretensiones vascas.
Por eso, queremos sumarnos a la veterana Plataforma Pro Tapa Gratuita en Barcelona y os proponemos tres locales que no dejan huérfana a la bebida. A ver si cunde el ejemplo. Dos son muy recomendables y el tercero… no tanto.
1.- Casette Bar. Está el Carrer de l’Est, muy cerca de la Escuela Oficial de Idiomas de Drassanes. Un local agradable donde siempre te dan algo que llevarte a la boca para acompañar tu bebida. Y todo, mientras escuchas buena música. Atención también a su interminable carta de Gin Tonic´s, por si nos da por una visita más noctámbula. Lo malo -bueno para los dueños, claro- es que cada vez lo conoce más gente y no siempre es posible encontrar un hueco.
2.- Zona d’Ombra. Descubrimos esta enoteca de casualidad callejeando por el barrio Gótico. Está en el Carrer Domènec del Call. Se trata de un local mediano, acogedor y con personal amable. Además de tener una carta de vinos bastante extensa y con unos precios razonables, con cada copa te sirven un cuenco con fuet – riquísimo, por cierto – y picos de pan. Se ha convertido en nuestro lugar favorito para ir los viernes después del trabajo y si la cosa se alarga tienen una estupenda carta de tapas para una cena improvisada.
3.- Can Tresó. Un buen ejemplo de que «no es tapa todo lo que reluce». Caminando por el Carrer Astúries de Gracia encontramos un cartel que ponía: «Caña + tapa». Tuvimos que frotarnos los ojos para comprobar que no estábamos ante una ilusión óptica. Entramos sin pensarlo y pedimos unas cañas esperando nuestra tapita de rigor. A los 20 minutos nada, allí seguíamos, compuestos y sin tapa. Nos acercamos a la barra a preguntar pensando que había sido un descuido de la camarera, pero tampoco. Cinco minutos después, de mala gana, nos trajo unas mini-tostas con un churretón de hummus de bote. El bar no estaba abarrotado, ni mucho menos. ¿Quizá tenía un mal día? Es posible, pero nosotros no pensamos volver.
Si queréis más bares, los de la Plataforma han cofeccionado un mapa con los locales que ofrecen tapa gratuita. Os animamos a que le echéis un vistazo y, por supuesto, a que nos recomendéis vuestros bares con tapa favoritos.