6 vinos de Argentina por descubrir

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Hay muchas formas de viajar, pero nosotros nos apuntamos a esa en la que descubrir lo que se come y se bebe en ese sitio al que acabas de llegar ocupa un lugar importante en la agenda y la ruta. Por eso, cuando el verano pasado nos escapamos unos días a Buenos Aires, no sólo nos dedicamos a recorrer algunos de sus mercados, sino que también quisimos aprender algo más sobre vinos argentinos.

Cierto, en Capital Federal no hay viñedos ni bodegas. Y seguramente hablar de vinos y Argentina sin pasar por Mendoza es casi pecado. Pero en Buenos Aires están los amigos de Wine Tour Urbano, que organizan unas originales catas de vino por distintos barrios de la ciudad (San Telmo, Recoletas y Palermo) cada tercer viernes de mes.

Y la Vinoteca Soil (Libertad, 970), con una amplia selección de -como dice Ezequiel Schneer, uno de sus socios- vinos del viejo y del nuevo mundo. Allí nos reunimos con él y con los sumilleres Javier Ugarte y Juan Ignacio Asallini para aprender de vinos argentinos y, claro, descorchar unas cuantas botellas.

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De izquierda a derecha, Javier Ugarte, Juan Ignacio Asallini y Ezequiel Schneer, nuestros guías por los vinos argentinos en la Vinoteca Soil de Buenos Aires

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Argentina no sólo es uno de los grandes productores -el quinto, más concretamente- y exportadores vinícolas del mundo, sino que también se sitúa entre los 10 países donde más vino se consume. De hecho, un estudio del año pasado aseguraba que este país junto a los vecinos Chile y Uruguay era uno de esos casos excepcionales en los que se bebe más vino que cerveza. Por cierto, según esos mismos datos, no ocurre lo mismo en España, donde la cerveza triunfa sobre el vino a diferencia de lo que pasa en Francia y Portugal.

Pero volviendo a Buenos Aires, malbec es la uva argentina por excelencia y la más conocida internacionalmente. Pero no es la única. Por eso les pedimos a nuestro guías enológicos porteños que seleccionaran para La Gulateca media docena de botellas con las que hacerse una idea de este inmenso país en clave de vino. Un recorrido por sus uvas y por sus diferentes regiones productoras de norte a sur, que nos llevó por el torrontés salteño, el syrah de San Juan, el malbec de Mendoza, el pinot noir de Patagonia…

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Empezamos con Vicentín, blanc de Malbec 2013. ¿Un blanco con uva Malbec? En realidad, un vino de color rosado y vinificado como si se tratara de uva blanca. Es la primera vez que se hace en Argentina y, en efecto, estamos ante «una rareza» -según nos cuentan- que va por su segunda cosecha. Su precio es de unos 115 pesos, aunque teniendo en cuenta los cambios en su cotización y la del mercado paralelo (Euro Blue) cualquier conversión a euros está condenada a caducar pronto.

Pero Argentina es país de tintos, así que a eso vamos con un Humberto Canale Pinot Noir 2012Un vino de Río Negro, en la provincia de Patagonia, donde el clima de noches frías y días de sol intenso da un carácter propio a los vinos. Es un vino sencillo, en el mejor sentido: fácil de beber, suave, elegante… Cuando lo conocimos (en agosto de 2014) costaba unos 155 pesos. Y estaba muy rico.

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¿Y un malbec más clásico? Clásico y famoso, el Celador Malbec 2009, de las bodegas Cielo y Tierra del músico Gustavo Santaolalla. Desde Mendoza llega este tinto bautizado así en honor a la canción Celador de Sueños que cantaba con la gran Mercedes Sosa. ¿Hace falta más presentación?

Torrentés -también conocida como albariño francés, por situarnos- es la única uva blanca de Argentina y una desconocida para nosotros hasta entonces. Poco después la probamos mientras descubríamos otro de los secretos gastronómicos de Buenos Aires: los restaurantes a puerta cerrada. Tannat es otra de las grandes variedades de allí, aunque se trata de una uva compleja usada principalmente para la mezcla.

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De ahí que el Colomé Tannat que probamos sea un tanto especial, tanto por la uva usada, como por los 1.700 metros de altitud de la finca La Brava de donde provienen. Un «lote especial» de la provincia de Salta -al norte del país- y que según nos explicaron es uno de los vinos de mayor altura del mundo.

No bajamos mucho (1.500 metros) aunque si volvemos a Mendoza. Ahora no con malbec, sino con Digo Rosso pinot noir 2008, de las bodegas Achaval Ferrer. Tras esa etiqueta sencilla -la moda de las etiquetas chillonas todavía no ha llegado allí, por lo visto- con el nombre del enólogo encargado de su creación, se esconde un reserva premiado, con producciones pequeñas y un precio que, por ejemplo en Estados Unidos, se va a los 30 dólares. Un vino de altura, nunca mejor dicho.

¿Y para terminar? ¿Champán? ¿Cava? ¿En Argentina también hay de eso? No, un espumante Cruzat Gran Cuvée Reserve Extra Brut de la joven bodega Cruzat de Mendoza, que no le tiene ninguna envidia a sus hermanos del viejo mundo. 48 meses de guarda (24 en tanque y 24 en botella) para este espumoso que anda (o andaba) sobre los 150 pesos.

Es verdad, no es fácil encontrar estos vinos por España. Así que, ahora que sabemos algo más sobre sus vinos y nos han entrado unas ganas terribles de probarlos de nuevo, ya tenemos otra excusa para volver -como el tango- a Argentina.

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