Quienes quieran llevar lo del café de especialidad a otro nivel, tienen en la cafetería Queens of Mayfair de Londres su nueva meca. Y es que este local sirve el que ahora mismo presume de ser el café más caro del mundo, que superó los 400 dólares el kilo en una subasta realizada tras una cata a ciegas en el certamen Cup of Excellence.
Para hacerse una idea, un café normal de supermercado anda entre los 5 y 15 euros el kilo, mientras que el café de especialidad suele moverse entre los 20 y 40 euros el kilo. Es decir, estamos hablando de un café 10 veces más caro que un muy buen café de especialidad.
La citada cafetería de este exclusivo barrio londinense fue una de las pocas en conseguir una partida de este café . Y el resultado ha sido, claro, tazas de café a más de 50 euros, lo que las convierte, con permiso de algún turista despistado en una terraza de las Ramblas en sus buenos años o en la Plaza de San Marcos en Venecia, en el café más caro del mundo. Y, por suerte, en este caso no ha tenido que pasar por el estómago de ningún animal.
Si eso es o no un tema del que presumir sería muy discutible. Que es noticia y que hay un público dispuesto a pagar por ello está claro. Solo tienen 450 gramos disponibles, lo que a 15 gramos la taza da exactamente para 30 raciones de este exclusivo café.
Cuando hace un par de días un periodista de The Guardian quiso probarlo, le aseguraron que solo quedaban dos raciones más y que para reservar una de ellas había que pagar un adelanto.
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Tal y como él mismo describe en un artículo a este tipo de experimentos es mejor acercarse con una buena dosis de escepticismo. Y alguna que otra pregunta.
Empezando por el amplio margen de beneficio que deja este café en el distribuidor y el local. Y es que, calculadora en mano, esas tazas a 50 euros disparan el precio del kilo a más de 3.000 euros frente a lo pagado a los productores.
El caso es que, lógicamente, aquí no se trata solo de una taza de café. De hecho, no es una taza, sino una copa. Y la ceremonia de preparación, con su barista, su cafetera V60, y la larga descripción de todos los matices aromáticos y organolépticos de ese café, también hay que pagarlos.
¿Merece la pena? Aunque para muchos la respuesta está clara, para ser justos, la misma pregunta habría que hacerla con muchos otros productos gastronómicos de consumo más o menos común (vinos, quesos…) que, en su versión más exclusiva, también alcanzan precios estratosféricos.
Por cierto, ¿alguien se animará a pedirlo con leche y azúcar? Aunque sea solo por ver la cara del barista.
Que tiene ese café?
La verdad es que me ha dejado flipando, no me puedo creer que por una taza (en realidad es una copa) tengas que pagar tal barbaridad…Aún así el artículo me ha gustado mucho.
Saludos