De todas las tradiciones navideñas, las listas con ideas para regalar es una de esas que no pueden faltar. Aunque a estas alturas hasta la hoja parroquial del barrio ya habrá publicado sus sugerencias de regalos para cocinillas, foodies, gourmets y demás seres que se mueven alrededor de la comida, sabemos que esperabais impacientes el nuestro. Por cierto, si la cosa va de amigo invisible, tenemos en la hemeroteca una estupenda lista con 10 propuestas que siguen siendo igual de baratas y divertidas que el año pasado.
Literatura panarra. Libros de cocina hay muchos. Libros de pan, también. Pero puestos a elegir uno y sólo uno, sin duda nos quedamos con el apóstol panarra por antonomasia. Y es que después de meter a medio país la fiebre por el pan en el cuerpo, el bueno de Ibán Yarza por fin se ha decidido a sacar su propio libro. «Pan casero«, editado por Laurosse, arrasa desde hace semanas en las librerías, así que a por él.
Claro que si estamos ante un caso de panarrismo de altos vuelos, igual es mejor pasar al siguiente curso y echar un vistazo a la recién publicada edición en castellano -la traducción corre también a cargo de Ibán Yarza, por cierto- de «Bread«, de Jeffrey Hamelman. Un proyecto fruto del trabajo de la pequeña editorial Libros con Miga y financiado con un crowdfunding.
Cursos de cocina. Ningún cocinillas que se precie se sentirá ofendido si entre los regalos de navidad hay un curso de cocina. No en plan indirecta, sino para perfeccionar alguna técnica o aprender algo nuevo. Entre la jungla de cursos disponibles en el mercado, sólo se nos ha ocurrido una cosa: recomendar los de los amigos que sabemos que funcionan. Los capitalinos nos van a perdonar, pero nos quedamos con dos en Barcelona y Bilbao. La Patente, con una larga lista de cursos, con su bonito kit de regalo y todo, y los cursos de repostería que organiza la gran Biscayenne. Atentos, porque para Navidades prepara unos cuantos y el regalo puede acabar siendo una inversión interesante: comer roscón de reyes casero.
Una tetera hipster. Hasta en algo tan clásico como el té se puede marcar uno el tanto de la modernez. No es que esta de Finum tenga gafas de pasta o incorpore una camisa de cuadros, de hecho su diseño es de lo más clásico, pero como las descubrimos en la Granja Petit Bo de Barcelona -que se está poniendo bastante de moda- coloquialmente ya la hemos bautizado como la tetera hipster. Una bonita historia para justificar el antojo, que sale por algo así como 35 euros pero que es un triunfo seguro.
A kettle, please. Con una tetera tan mona como la que nos acaban de regalar, necesitamos que lo de calentar el agua esté a la altura de las circunstancias. Descartada la opción de usar una cazuela cualquiera o el microondas -por dios- necesitaremos o un hervidor de esos que silban o -y ahí queríamos llegar- una kettel que de la talla. Esa es precisamente nuestra propuesta: el hervidor eléctrico Bodum Bistro, que tiene un precio relativamente moderado (45 euros) y un diseño que luce mucho.
Esa KitchenAid que todos queremos. Sí, todos estamos ya un poco hartos de los cupcakes, de la cocina cuqui y de esas mesas de madera perfectamente envejecidas. Pero reconozcámoslo: en nuestros sueños húmedos de cocinillas siempre aparece una amasadora de Kitchen Aid. Con un precio que asustará a los que no sepan muy bien de qué demonios hablamos -¡más cuesta una Thermomix y bien fea que es!- es verdad que hay modelos más económicos de otras marcas. Y no, no hace falta que sea de color rosa.
Revista FUET. Nos vamos de un extremo al otro. Y es que por 15 euros también podemos quedar como señores regalando el primer número de la nueva revista FUET. Todo el mundo habla de ella y lo cierto es que su diseño y planteamiento rompe bastante con lo visto hasta ahora, perfilándose como un soplo de aire fresco en el mundillo editorial gastronómico. Suena a topicazo, pero es lo que transmite entre las manos. Editan sólo dos números al año, así que tampoco estaría de más estirarse un poco y hacer un vale por el segundo número, para regalarlo cuando se publique.
Una panificadora. Regalar una pacificadora es tan 2012… Lo sabemos. Pero el pan sigue estando de moda y cada vez más gente se anima en casa. Es verdad que no hace falta ningún trasto para liarse a amasar y hornear, pero también es cierto que una pacificadora puede ayudar a quitar miedos y a ahorrar algo de tiempo. En el mercado hay muchas, para todos los presupuestos y seguramente estupendas. Pero puestos a recomendar una nos quedamos con la Panasonic SD-ZB2502 (muy comercial el nombre, sí) que probamos hace ya tiempo y con la que nos atrevimos a perpetrar incluso un panettone. Eso sí, no es la más barata. Avisados estáis.
Tablas de cortar retromusicales. Otro regalo para presupuestos más ajustados de la mano de Joseph-Joseph, una firma bastante conocida y con trastos repartidos por un montón de tiendas. Esta tabla de cortar en forma de vinilo (cuesta unos 20 euros) es perfecta para darle un toque pop a la cocina. También hay en versión cassette, para los que creen que ese formato también va a volver y que el mp3 es un invento del demonio. Y por el mismo precio se puede usar también de bandeja. ¡Un auténtico chollo!
Cócteles con mucha clase. No estamos insinuando que a todos los cocinillas nos guste darle al tema coctelero, pero como las fechas se prestan y es un regalo muy socorrido… Entre los trillones de juegos de coctelería que pueden encontrarse, estos de la marca DRY, de la mítica coctelería Dry Martini, no son los más baratos pero sí que tienen un toque de clase que los convierte en un regalazo. Piezas sueltas y kits ya preparados con todo lo necesario para preparar mojitos, daiquiris y lo que se nos ponga por delante. A partir de 30 euros.
Cosas ricas. Además de cocinar, también habrá que picar y tomar algo, ¿no? Aprovechando que este año muchas empresas se escaquearan de regalar la clásica cesta de Navidad con la excusa de la crisis -añada aquí su insulto- podemos montarnos nosotros mismos una. Y sin melocotones en almíbar ni cosas de esas que se ponen para rellenar. Un kit vermutero es siempre una buena idea y fuera de Catalunya seguro que resulta de lo más original. Otra posibilidad es echar un vistazo a los lotes de cosas ricas que tienen los amigos de Genuinus. Y si el presupuesto no da para meterse con el tema ibérico, a nosotros una caja de fruta y verdura de la buena también nos haría mucha ilusión. Somos así de buena gente.